Leyendo ahora
Prodigio soy

Prodigio soy

POR PADRE LUIS MATOS C.B. | PEREMATOS@YAHOO.FR
COMUNIDAD DE LAS BIENAVENTURANZAS

A medida que Dios iba creando el cielo, la tierra y todo cuanto los conformaban, Él mismo lo admiraba, y contemplándolo, veía que todo estaba bien y era armonioso. Hasta llegar al culmen de la creación, el hombre: hombre y mujer, proclamando a partir de ese momento, que todo estaba muy bien, podríamos decir, que todo era muy BUENO. (CFR. Libro del Génesis 1, 1-31)

Dios, que es amor, comunión de personas, te creó a su imagen y semejanza; te dio un alma, un espíritu y una memoria, todo aquello que constituye tu vida interior, tu personalidad y tu verdadera riqueza, en un cuerpo capaz de manifestar a los demás la belleza del amor vivido en la verdad. Por eso, el salmista exclama: “Te doy gracias por tantas maravillas, prodigio soy, prodigios tus obras” (Salmo 139, 14)

En esa semejanza a Dios, se encuentra tu dignidad; ella es tu fuerza, tu valor inalienable que nada ni nadie te puede quitar.

Creo que muchos trastornos psicóticos en nuestros días se originan precisamente en una enfermedad grave de la memoria. Hemos olvidado quiénes somos y quiénes seguimos siendo desde el día de nuestra concepción, y eso a través de todas las vicisitudes de la vida, cualquiera que sea nuestra condición social o física. Nos hemos alejado de aquel, cuya imagen hemos sido creados; hemos perdido el punto de referencia esencial para saber quién soy, en lo más íntimo de mí mismo.

“¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes (se exclama el salmista), el hijo de Adán para que de él te cuides? Apenas inferior a un Dios lo hiciste, coronándolo de gloria y esplendor todo lo pusiste bajo sus pies (Salmo 8, -7). Ahí radica nuestra verdadera y sólida autoestima. Y ese señorío se lo acordó al hombre “para que dominara sobre sus criaturas, gobernara el mundo con santidad y justicia, y juzgara con rectitud de espíritu” (Libro de la sabiduría 9, 2-3)

Tú también contempla las obras buenas que brotan a tu corazón, regocíjate en ellas y multiplícalas con los demás, prodigios de amor como tú. ¡Ama amar, y amarás! No permitas que nadie te impida amar, así descubrirás cada vez más el prodigio de amor que eres y que son todos tus semejantes.

COPYRIGHT 2020 LUVAN MAGAZINE. ALL RIGHTS RESERVED.

Scroll To Top