Armadura Espiritual

ARMADURA ESPIRITUAL
Todos encontramos en nuestro caminar por este mundo, la adversidad, la pena, la aflicción moral, el tormento … la tribulación que perturban seriamente la convivencia social, la convivencia fraterna, incluso al interior de nuestras familias, de nuestro circulo de amistades o nuestro contorno laboral.
¿Cómo superar esos estados de animo para sacar de ello frutos positivos? Pues nada es imposible para quienes contamos con el apoyo de Dios.
San Pablo, habiendo afirmado que en la medida en que “hemos recibido de la fe la justificación, estamos en paz con Dios por nuestro Señor Jesucristo” añade que: “al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones.” (Rm 5, 3-5)
Afirma, por experiencia propia, que es el Amor que viene de Dios quien le fortalece en todas sus tribulaciones pues le da la ocasión de ejercitarse en la paciencia, guardando la esperanza de ese mundo mejor y más fraternal al cual todos aspiramos, donde no haya ya mas guerras ni congojas, ni tormentos; lo cual supone evidentemente una determinación a ser actores de eso que esperamos, la Justicia y la Paz fruto del Amor y de la Verdad.
Y como medio para obtener esa fuerza salvífica nos invita a revestirnos, no de las armas belicosas que nos propone el mundo, sino de las armas del Espíritu Santo: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza … Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la Verdad, y vestidos con la coraza de Justicia, y calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la Paz. Sobre todo, tomad el escudo de la Fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el Yelmo de la salvación (la Sabiduría de la Cruz, Amor hasta el extremo), y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. (Eph 6, 10-18)
Es obvio que esta invitación de Pablo supone previamente un estado de vela, atentos, como corresponde a verdaderos combatientes, a la mínima provocación que nos pueda venir del exterior, dispuestos a luchar, cueste lo que cueste, para que reine en nosotros y en nuestro entorno la Justicia y la Paz, frutos del Amor y de la Verdad.
Sin amor, la verdad puede destruir pues es la mejor arma para juzgar, atacar y destruir al enemigo. Pero si la verdad va acompañada de amor autentico, de misericordia, de compasión hacia el débil y frágil, entonces sí nos libera, levanta, consuela, da vigor y nos llena de nueva esperanza. (Cfr articulo “Amor y Verdad se encuentran” nº ? de la revista en 2019 o 2022).
El Papa Francisco decía: “debemos pedir a Jesús que nos dé la capacidad y la fuerza de confrontarnos con nuestra debilidad, la valentía de abandonarnos a su misericordia y la sensatez de no bajar la guardia en este esfuerzo. El enemigo está al acecho y hay que estar alerta para no dejarse engañar.” (Audiencia general, miércoles 3 de enero de 2024)
AUTOR: Padre Luis Matos
CORREO: parematos@yahoo.fr