VOLVER A MÍ: SANAR LAS RAÍCES PARA FLORECER

VOLVER A MÍ: SANAR LAS RAÍCES PARA FLORECER
Por LUVAN MAGAZINE
“No eres una versión rota de lo que fuiste. Eres la semilla que aún no ha terminado de brotar.”
La mayoría de nosotras ha aprendido a “ser fuerte” a través del silencio, de resistir, de seguir adelante “por los hijos”, “por la casa”, “por no preocupar a nadie”. Pero llega un momento en que el cuerpo, el corazón o el alma nos hacen una pregunta bajita… casi susurrada: ¿Y tú, cuándo?
Hoy más que nunca necesitamos reconectar con nuestras raíces emocionales. Porque muchas veces no sanamos por falta de voluntad, sino por falta de guía y permiso. Este artículo no es un manual de autoayuda exprés. Es una carta, una fogata, un espejo. Es una invitación a regresar a ti, desde el origen.
LA HISTORIA QUE TE CONTASTE
Cuando éramos niñas, absorbimos más que amor. También recibimos mandatos: “No llores”, “Sé buena”, “Calladita te ves más bonita”, “Primero los demás”.
Y así fuimos construyendo una identidad que no siempre nos pertenece. Una “yo” que complace, que aguanta, que se exige todo. Pero esa historia se puede revisar y reescribir.
Revisar tus raíces emocionales no es un acto de reproche. Es un acto de amor propio radical. Es decirte: yo merezco ser quien soy, con todo y todo.
SANAR NO ES BORRAR, ES RECONOCER
Sanar no es olvidar. Sanar es honrar el camino recorrido. Es ver nuestras grietas como parte del diseño. Es entender que no somos nuestras heridas, pero tampoco seríamos quienes somos sin ellas.
La sanación verdadera no sucede de un día para otro. A veces es un proceso lento, casi invisible, que ocurre cuando decides dejar de exigirte perfección. Cuando eliges dormir temprano, cocinar para ti con cariño, o simplemente darte un respiro sin culpa.
¿Y sabes qué? La cocina también sana. El jardín también acompaña. Barrer también ordena el alma. Porque la casa —esa extensión de nosotras mismas— puede volverse un templo si la habitamos con conciencia. Y tú eres la primera a quien debes recibir en ella.
¿POR DÓNDE EMPIEZO?
Aquí te comparto una práctica sencilla y poderosa para trabajar tu raíz emocional desde casa. Solo necesitas papel, lápiz… y honestidad.
Ejercicio: La línea del linaje
1. Dibuja un árbol familiar: tú en el centro, arriba tus padres, abuelos, etc.
2. Escribe debajo de cada persona las frases o creencias que más recuerdas de ellos.
3. Identifica cuáles has adoptado sin cuestionar.
4. Elige cuáles ya no necesitas y cuáles sí quieres honrar.
Este ejercicio no es para culpar, es para recoger lo valioso y dejar ir lo que ya no te sirve. Puedes repetirlo tantas veces como quieras. A veces, lo que cambia no es el árbol, sino la mirada con la que lo vemos.
PRÁCTICAS COTIDIANAS PARA VOLVER A TI
🫖 Prepara un té con intención: mientras lo haces, repite una frase amable para ti.
🧺 Lava la ropa como acto de limpieza emocional: imagina que cada prenda también libera emociones viejas.
🪴 Planta algo en casa: como símbolo de tu propio crecimiento, aunque sea una maceta pequeña.
📖 Escribe una carta a tu “yo” de 7 años. Agradécele por todo lo que sobrevivió.
🚪 Revisa tu casa y deshazte de un objeto que ya no resuene contigo. Libera espacio físico y emocional.
RAÍCES SANAS, ALAS FUERTES
Las raíces emocionales no son cadenas. Son nutrientes. Y solo si las trabajas con amor, puedes florecer sin miedo.
Hoy no se trata de “mejorar” como si estuvieras rota. Se trata de volver a ti. De reconocerte como mujer, como hija, como madre, como ama de casa, como creadora de tu mundo interior y exterior.
En LUVAN, creemos que toda transformación verdadera comienza desde la raíz. Y que a veces, el acto más revolucionario es hacer una pausa, poner la mano sobre el corazón, y decir en voz alta:
“Estoy volviendo a mí. Y esta vez, me voy a quedar.”