¿Qué es una herida de injusticia?
Hablemos de… ¿Qué es una herida de injusticia?
La vida está llena de sorpresas; algunas son maravillosas y otras pueden resultar traumáticas. Estas últimas ocurren cuando nos enfrentamos a situaciones inesperadas para las cuales no hemos establecido límites necesarios para nuestro bienestar, y otra persona aprovecha la situación. Es crucial comprender que la injusticia engendra sentimientos de frustración, enojo y desesperanza. La combinación de estos sentimientos puede dejar a cualquier persona sintiéndose impotente ante las circunstancias, volviéndose “incapaz” de afrontarlas.
La teoría psicoanalítica explica cómo la mente tiende a protegerse contra el dolor psíquico ante situaciones que pueden ser percibidas como amenazas a nuestra integridad emocional, mediante mecanismos de defensa que desencadenan respuestas automáticas. Por lo tanto, es crucial aprender a gestionar estos sentimientos complejos. En ocasiones, permitirnos entender la perspectiva del “agresor” nos ayuda a dimensionar el conflicto sin caer en el victimismo, lo cual nos facilita adoptar una postura más resolutiva. Esto no implica necesariamente resolver la situación para devolver las cosas al estado previo al evento traumático, pero sí crear una nueva realidad en la que se pueda encontrar una oportunidad en el conflicto.
Las reacciones impulsivas suelen estar emocionalmente cargadas y tienden a ser reactivas en lugar de resolutivas. Tener el espacio para procesar la emoción y luego reaccionar, con el objetivo de crear un bienestar futuro, puede ser un desafío. En estos momentos, es necesario poner distancia consciente entre lo que sentimos y nuestras acciones. Lamentablemente, hay situaciones que no podemos cambiar o controlar, pero sí podemos controlar nuestra reacción ante ellas.
En ocasiones, reconciliarse con lo sucedido puede sentirse como rendirse, pero el objetivo no es “ganarle al otro”, sino lograr avanzar hacia una vida plena y feliz, sobre la cual solo tú tengas control.
En la terapia psicoanalítica, el diálogo emerge como una herramienta poderosa para afrontar experiencias traumáticas. Al expresar y explorar nuestras emociones, podemos desentrañar nudos de patrones inconscientes, brindando la oportunidad de transformar el dolor en sabiduría. Esto permite que las experiencias difíciles se conviertan en resiliencia psíquica, dotándonos de la fortaleza y comprensión necesarias para enfrentar las sorpresas de la vida.
AUTOR: Mtra. María Álvarez
