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¡PROTEGERSE! ¿DE QUÉ O DE QUIÉN?

¡PROTEGERSE! ¿DE QUÉ O DE QUIÉN?

¡PROTEGERSE!

¿DE QUÉ O DE QUIÉN?

 

En nuestros días abundan las ofertas de seguros y productos de todo tipo para protegerte contra todo tipo de enfermedades o accidentes imprevisibles tanto físicos como financieros o laborales…

La prevención es algo útil y a veces necesario, pero, el miedo exagerado del futuro previsible, a menudo imaginario, puede perturbar nuestra razón y nuestra paz interior tanto a nivel personal como a nivel familiar o social. Puede ser fuente de depresiones que pueden conducir a la desesperación e incluso a la violencia y al suicidio.

Es pues necesario de bien discernir de qué o de quién me quiero proteger y cuáles son los medios eficaces para preservar la paz interior en ese eventual combate contra fuerzas opuestas a mi bienestar integral, tanto físico como moral y espiritual.

Nada más natural que protegerse contra la muerte, pero sin olvidar que no podremos evitarla pues la tendremos que “vivir” a un momento u otro. Y digo bien “vivirla”, en la medida en que todo lo orientamos a la vida y a la alegría de vivir, pues, para quien tiene puesta su esperanza no en los bienes pasajeros sino en los eternos, la muerte es un paso de la vida a La Vida, Por eso la Sagrada Escritura la nombra “el sueño de la muerte”. Si esa es nuestra Esperanza me protegeré de todo aquello que me pueda alejar de la verdadera alegría de vivir, me alejare del odio, del rencor, de la ira, de la mentira, de la venganza… del ojo por ojo y diente por diente, y me apegaré a todo aquello que sea fuente de Amor sólido y durable, me apegare a la Verdad que nos hace libres, a la Bendición y no a la maldición, a la Pureza de corazón, a la Fidelidad a mis propios compromisos,  a todo aquello que produce paz durable y no solamente placer pasajero.

Hoy, paradoxalmente, se nos propone incluso preservarnos, protegernos,  mediante los anticonceptivos,  contra la llegada de nuevos seres humanos, considerándolos a menudo como un peligro para nuestro propio bienestar. Si el control de los nacimientos por medios naturales, que implica una renuncia momentánea al placer, puede ser un acto de responsabilidad parental, en muchos casos es miedo a perder intereses materiales y egoístas en detrimento de la vida compartida en un desbordamiento de amor.

Se nos propone encerrarnos en nosotros mismos, en nuestro individualismo por miedo a nuestras diferencias consideradas como amenazas y no como posibilidad de enriquecimiento mutuo. Preservar, proteger, contra viento y marea nuestro haber en detrimento, a menudo, de nuestro ser, de nuestra dignidad.

Sí, protejamos la vida no solamente contra el virus del covid sino contra el virus del mal, y venzamos el mal con el bien bendiciendo al que nos maldice, haciendo el bien al que nos hace el mal, compartiendo con el necesitado, consolando al afligido, animando al desesperado, respetándonos los unos a los otros tanto física como moral y espiritualmente como hijos de Dios creados a su imagen y a su semejanza.

Nuestro verdadero enemigo, que pone en peligro meme la humanidad y del cual nos tenemos que proteger es la cultura moderna que nos quieren imponer, esa cultura de la muerte, como la llamaba Juan Pablo II vehiculada por tantas falsas ideologías que promueven la muerte de inocentes e indefensos, que promueven el libertinaje y la anarquía.

Dios pone a nuestra disposición las buenas armas para ese combate: La Verdad, La Justicia, el celo por el Evangelio (la buena Nueva) de la Paz, la Fe, La Sabiduría del Amor fiel hasta la muerte, la Palabra de Dios. (Ef 6,10-20)

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