Leyendo ahora
Baja California Sur es una invitación involuntaria a la expansión. Todo abre, todo expande.

Baja California Sur es una invitación involuntaria a la expansión. Todo abre, todo expande.

ARTURO AGUIRRE

 

Baja California Sur es una invitación involuntaria a la expansión. Todo abre, todo expande.

Dista de la sensación de continente, ya sea llegando por aire, mar o tierra, hay una novedad siempre latente en el ambiente, aun después de la constancia rítmica del paisaje con sus especiales disrupciones sensitivas.

Como muchas entidades de México, hay lugares frecuentes y recurrentes, obligados o que forman parte del check list, sin embargo, como los lados b, también están aquellos sitios frecuentados por los habitantes y quienes tratamos de estirar las líneas de la agenda como si fueran persiana para que entre más luz, mientras más salimos de nosotros mismos.

Puerto Chale tiene extensas cualidades, entre ellas que abre el horizonte y si gustas, puedes ubicar tu tamaño en el espacio de esa boca que kilómetros adentro se abrirá hacia el océano Pacífico.

La promesa es sentir a las ballenas. Verlas u observarlas puede ser la primera caricia de la naturaleza, pero no la única, ya que logras -otra vez, si gustas- entablar una comunicación real, aun siendo novato en la inolvidable y profunda experiencia de ser objeto de sus miradas.

La experiencia creativa recibe un pasmo cuidadoso y acomoda las fichas de manera distinta, observas, escuchas, hueles y recibes en la piel cambios de temperatura por el viento y la brisa… es singular. Durante una parte del trayecto la velocidad de la embarcación hace que la expectativa aumente y cuando aun estás asimilando el entorno, la desaceleración inicia conforme la intuición y experiencia del capitán que intercambia la potencia de la lancha con la mirada que atisba mientras se apaga el motor… a lo lejos percibes una exhalación. La magia de la vida surgió, emergió.

Con la novedad de la observación viene a colación la reacción: acomodar los valores de la cámara fotográfica, el teleobjetivo listo y las primeras fotografías recuerdan que el fotógrafo nunca deja de aprender, separas la vista de la cámara y la amplitud del paisaje logra otra lección: somos parte.

 

COPYRIGHT 2020 LUVAN MAGAZINE. ALL RIGHTS RESERVED.

Scroll To Top