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Relaciones a la intemperie, adrenalina en la relación

Relaciones a la intemperie, adrenalina en la relación

Escrito por Julieta en 03 Julio 2018.

-Me GUSTA el jugueteo, el coquetearle en público, ponerlo nervioso y provocar que alguien más nos esté observando. 

-Me GUSTA sentir esas miradas cuando lo beso en público o paso sigilosamente mi mano por su pantalón queriendo que alguien me descubra y se dé cuenta cuánto nos deseamos.

-Me GUSTA subir fotos a las redes y que todos vean cuánto nos disfrutamos, quisiera gritarles que es un placer estar juntos, que es un placer sus manos sobre mi cuerpo, la mirada que me hace cuando veo deseo en él, en especial esa arruga que se le marca con su coqueta sonrisa y todavía se atreve a verme como un tigre a su presa, como un ángel con ojos de demonio, con antojo, con deseo, con hambre.

-Me GUSTA ver como se masturba intentando verme a los ojos, tratando de desviar mi mirada que le causa conflicto y adrenalina al mismo tiempo. Trata de buscar su orgasmo sobre mi pecho, mientras de sólo pensarlo parezco un lienzo dispuesto a ser escrito.

-Me GUSTA la adrenalina del placer sin límites, practicar el amor no convencional y disfruto el combinar todo ese amor con el placer carnal que se vuelve una droga, la más exquisita y fuerte, capaz de mantenernos enamorados como estúpidos uno del otro. 

-Me GUSTA vernos al espejo, donde se puedan reflejar nuestros cuerpos mientras me besa el cuello, atrás de mí, recogiendo mi cabello con sus manos y moviéndose muy cerca de mí. Puedo sentir como crecen sus ganas de hacerme el amor, de penetrar mi alma y comienzo a gemir al ver reflejada la imagen frente a mí. ¡Qué espectáculo! De seguro los vecinos nos envidian al escucharnos.

Me muevo un poco hacia adelante para que tome lo que le pertenece. Él toma mi cadera y la acerca a él. Que impactante es vernos, como si no fuéramos nosotros, como si estuviéramos viendo una película donde somos los mejores actores que hay.

Lo deseo como ni el mismo lo imagina y no es el sexo, necesito de él, del deseo que provoca en mí, de las cosas que salen tan naturales y espontáneas, aunque no entren en el patrón clásico de lo normal; y no quiero serlo, porque todas estas locuras mantienen un fuego entre nosotros que nadie puede apagar.

-Me GUSTA que en realidad el no besa ni mis labios ni mi piel. No sé cómo lo hace, pero se mete tan dentro y sin tapujos. Siempre tiene todo perfectamente planeado para que yo viva jodidamente enamorada de él. ¡Sin vuelta atrás!

-Y SI ME GUSTA, ¡ME ENCANTA! 

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