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EL EX QUE NUNCA SE FUE

EL EX QUE NUNCA SE FUE

Escrito por Michelle Figueroa en 08 Enero 2019.

Géminis en CDMX

Pensé que era cliché cuando una amiga me comentaba dentro de nuestras conversaciones interminables más una taza de café: “Cada que me encuentro en una relación sana y estable tiene que aparecer él”. Me pregunté por un segundo y lo analicé al mismo tiempo que le comentaba: ¿No es más bien que nunca lo dejaste ir? Me miró, frunció el ceño y reímos. Y es que no lo crees hasta que te sucede.

Después de varios años de relaciones fallidas, de contactos en el móvil agregados con el alías amor, corazón o cualquier apodo mega romántico, llego él: el indicado; que después de mil filtros y diez pruebas extensas se ganó un lugar dentro de mi mundo y mi adorada rutina.

Decidí que era momento de dejarme llevar, de dejar que me enamorarán y apapacharán, por qué la verdad añoraba ese sentimiento auténtico. Los días pasaron y esa sensación no desistía, al contrario crecía como enredadera salvaje, inmiscuyéndose como un pensamiento constante durante todas mis actividades.

El hecho fue tal que hasta “se me subió lo guapo”. Rubor en las mejillas, ojos cristalinos y sonrisas interminables eran parte de la vestimenta de todos mis días (gracias dopamina).

Pero fue un martes por la noche que el hecho ocurrió, la pantalla negra de mi celular se iluminó y de pronto su nombre; hacía años de su desaparición en mi memoria y de pronto volvía todo aquél sentimiento. Este personaje implicó mucho aprendizaje amoroso y decepciones fuertes, me enseñó el comprender y aprender a respetar la esencia de una persona a base de desprendimiento.

Por un momento dudé en abrir el mensaje, ¿qué podría agregar ahora en mi vida ésta persona? Y fue así que como buena chica géminis: la curiosidad mató al gato, y abrí la conversación. Una imagen de hace cinco años con un: ¿recuerdas eso? No era cualquier suceso, el hecho era especial y el remordimiento más.

¿Fue lo adecuado? Me pregunté a mi misma. Dicen que la distancia pone a cada quien en su lugar pero el destino es punto y aparte. Se construye o se deconstruye.

Un resumen rápido de mi historia con él: Amor universitario, muchos amigos en común, celos inmaduros, indiferencia, desgaste emocional y caos.

Sí tú que me estás leyendo te ves reflejada en esta definición, para en seco. Puede parecer que nunca encuentras la salida o que es parte de pero no es así.

Recuerdo la primera vez que vi “Las ventajas de ser invisible” (esa película de trama adolescente pero con un mensaje muy maduro) quedó guardado en mi mente una línea: “Todos aceptamos el amor que creemos merecer”. Y es que en universidad sale a flote nuestro lado rebelde, caprichoso y obsesivo, con ello la dependencia emocional es más factible y el estancarse en relaciones tóxicas es el pan nuestro de cada día.

Pero ¿a qué viene todo este choro por un simple mensaje? Los amores de tu vida no se olvidan, nunca se olvidarán. La cuestión aquí es aprender a desprenderte de emociones, agradecer los momentos vividos y caminar en dirección positiva.

No sé cuál sea el motivo cósmico que efectúa a favor de la incógnita “ex de regreso” creo más bien en las pruebas que tú misma vas atrayendo. A mí me sucedió y sé que al igual que muchas otras chicas, lo tomé, lo procesé y lo digerí para únicamente dejar lo nutritivo de esa relación: crecer y dejar ir lo que ya fue.

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